Lectura tradicional versus lectura digital
Objetivo
Este
escrito busca establecer los cimientos para el debate académico sobre las
perspectivas del proceso de lectura ante dos escenarios: El primero, entendido
como lectura tradicional, es decir, que obedece a la lógica gutenberiana o de lectura
de libros; y el segundo, un escenario digital, entendido como aquel en el que
la lectura requiere de dispositivos como laptops o tablets y cuyo contenido son
aplicaciones multisensoriales complementarias.
Metodología
Estos
ejemplos fueron analizados a la luz de un marco que contempla la profundización
en tres categorías:
•
Actores: Quien participa del proceso de lectura, utiliza el dispositivo y
realiza el proceso interpretativo de su contenido.
•
Dispositivos: Soportes y materialidad utilizados para llevar a cabo el proceso
de lectura.
•
Proceso de lectura: Elementos externos que componen la experiencia de quien lee
y definen las nociones de lectura.
La
agrupación de estos análisis permite hacer una comparación entre las nociones
de lectura planteadas por un ejemplo (lectura tradicional) y por el otro
(lectura digital). El cual tiene por objetivo obtener conclusiones que amplíen
el debate académico al respecto de las implicaciones actuales de la lectura en
un contexto cada vez más digitalizado.
De los libros a las tablets
A lo largo de mucho tiempo aprendimos a leer a través de silabarios, sonidos extraños y probablemente más de alguna canción. Continuamos nuestro recorrido a través del papel, subrayando, haciendo anotaciones al margen, o simplemente, leyendo. Con la llegada de la computadora nos introdujimos a una plataforma de lectura diferente que también trajo sus retos y complicaciones. Sin embargo, ahora nos encontramos ante un nuevo dispositivo: las tablets.
La
oferta sin duda alguna ya es interesante: tienen acceso a Internet, las
pantallas son táctiles y se adaptan a la retina, los botones van desapareciendo
y las memorias se van haciendo cada vez más grandes, casi como una demostración
de todo el material que está esperando a ser devorado (o guardado) por el
usuario.
Estos
dispositivos son, en sí mismos, una reconfiguración de una de las actividades
más significativas de la era gutenberiana. Las tablets, con sus pantallas y
aplicaciones, redefinen el lenguaje, la realidad, el consumo, la producción y
la modalidad de la lectura.
La batalla por regresar al papel
El
primer ejemplo “Es un libro libro ilustrado de Jane Smith que promueve las
virtudes de la lectura tradicional”, curiosamente fue lanzado con una campaña en
medios digitales específicamente en YouTube. El video consiste en una
conversación protagonizada por un interesante personaje animado:
Un burro, con una laptop en las piernas.
Este burro se dirige a un mono que está leyendo un libro, cosa que le parece
extraña y aburrida.
Entonces, se dedica a hacerle preguntas:
“¿Puedes bloggear con él?, ¿puedes tuitear?, ¿tiene wi-fi?” El burro, al final,
movido por la curiosidad, toma el libro y da vuelta a sus páginas hasta
terminarlo.
Así,
a través de un burro abstraído en las páginas de un libro, el mensaje del video
se convierte en una involución hacia el tradicional significado de la lectura
en papel, intentando despojar al proceso lector de las distracciones de la
digitalidad.
Ahora
bien si bien es cierto que la iniciativa de esta librería está motivada por un tema meramente
publicitario y vinculado estrictamente a la naturaleza de su negocio, esta
campaña ha sido retomada en redes sociales por algunos entusiastas de la lectura
tradicional y también en algunas bibliotecas, como un potente llamado para
retornar a la lectura gutenberiana.
La batalla por la evolución de la
lectura
Ahora
bien, así como hay esfuerzos por el retorno a la lectura gutenberiana, no
podemos negar la existencia y el uso cada vez más expandido de dispositivos
digitales para la lectura, Marshall McLuhan se adelantó muchísimo en el tiempo
y predijo la expansión de lo digital a partir del surgimiento de la televisión
y ahora, nombres como iPad, Kindle, Galaxy Tab
son mundialmente reconocidos.
Y es
que ahora que las tablets se han abierto paso (y han tenido una buena
aceptación gracias a su tamaño, facilidad de movilidad, integración de funcionalidades
y precio) también es momento de preguntarse: ¿De qué forma transforman estos
dispositivos el proceso de lectura?, ¿cambia el rol del lector cuando cambia el
soporte en el que lee?, ¿se modifica la experiencia lectora cuando se hace a
través de eBooks y no de libros?.
El futuro del libro
Con
respecto de la experiencia lectora en el escenario digital, es óptimo traer al
debate el caso de IDEO, una consultora internacional en innovación y diseño que
plantea el “futuro del libro”. IDEO cree que el constante crecimiento del
contexto digital puede mejorar nuestra noción de los libros. Con base en este
enunciado proponen tres conceptos de experiencia lectora desarrollados por
ellos en los que explican de qué forma se puede dar esta integración entre contexto
digital y noción de libro.
Los tres conceptos son planteados son Nelson, Coupland y Alice. Aunque cada uno tiene audiencias y objetivos diferentes, el factor común es la relevancia que, de forma individual, le otorgan a la interacción con otros usuarios como elemento enriquecedor del proceso de lectura. Es decir, conciben que para mejorar la experiencia lectora se requiere de interacción con nuevos o diferentes usuarios quienes construyen una red de información, perspectivas e inputs adicionales a los propios, volviendo un proceso usualmente individual, en uno participativo y plural.
Los escenarios
Hemos
visto entonces que, tácitamente, la existencia de un nuevo proceso de lectura
que, a través de lo digital, desafía los estándares tradicionales de esta
actividad otrora vinculada únicamente a los más altos rangos de autoridad e
intelecto.
Estas
posturas, hasta cierto punto encontradas, llevan al establecimiento de dos
escenarios actuales en torno al proceso de la lectura:
• El
retorno a la lectura gutenberiana: Como un proceso individual que alienta la
creatividad e implica una relación libro/lector sin “interferencias”. En este, el
dispositivo es el libro y el lector cumple un rol de audiencia e interpretación
individual del contenido. En la lectura gutenberiana, el proceso de leer es una
actividad enmarcada entre contenido e individuo, sin mayor intervención sensorial
que aquella promovida por las letras plasmadas en el papel. De ahí, los argumentos
que indican que la lectura gutenberiana promueve la creatividad, ya que no
existen estímulos externos que “contaminen” la interpretación individual del
contenido realizada por el lector.
• La
nueva experiencia de la lectura digital: Que se realiza a través de
dispositivos electrónicos especializados (tablet o laptop) en los que el
usuario tiene acceso a diversas aplicaciones que “enriquecen” el proceso, como
por ejemplo: comentarios de otros lectores, referencias a nueva bibliografía,
etc. Usualmente, los eBooks son diseñados incluyendo estímulos visuales y/o
auditivos que proveen un marco referencial en términos gráficos para quien lee,
despojándolo o armándolo (de acuerdo con la perspectiva bajo la que se estudie)
de un proceso de interpretación individual del contenido, pero generando una
experiencia multisensorial. De acuerdo con el grado de interacción entre
lectores de un mismo texto, el proceso de lectura puede favorecer el
intercambio inmediato de información y/o impresiones sobre el contenido,
volviendo la lectura un proceso dinámico e interactivo.
El
primer escenario es, entonces, un llamado a reconsiderar el libro como soporte
para la lectura. El segundo es una invitación para reconceptualizar las
nociones de lectura.Son precisamente estas dos versiones de una misma actividad
las que abren las puertas al debate.
El lector. El usuario. El lectoespectador
La
discusión sobre los dispositivos electrónicos como soportes para la lectura
también da paso a repensar a los protagonistas del proceso. Se hace necesario
reconsiderar entonces, si es correcto referirnos a quien lee como lector, como
usuario o como “lectoespectador”.
A lo
largo de este artículo se ha utilizado la palabra “usuario” para referirse a
quienes utilizan dispositivos electrónicos de lectura. Y es que la semántica es
poderosa y la palabra “usuario”, en sí misma, tiene implicaciones de poder,
interactividad y acción que describen una perspectiva diferente a la que
construye la palabra “lector”.
Es a
este usuario de eBooks a quien se ha otorgado el nombre de lectoespectador, el cual
no busca encontrarse únicamente con una buena historia, sino con una
experiencia multisensorial que la acompañe.
Estamos
ante nuevos soportes para el consumo de la lectura. Esto implica una
alternativa diferente para la concepción de la literatura como la conocemos
hasta ahora: y otro escenario surge ante nuestros ojos a partir de la
re-conceptualización de las nociones de lectura. Por tanto, nos podremos
encontrar ante usuarios ávidos de la lectura digital por la facilidad de
almacenamiento que los dispositivos ofrecen y la portabilidad de contenido extenso
en un mismo soporte, y no por las características de interactividad, sonido, ilustraciones
u otras.
Lectura digital versus la lectura
tradicional
El
proceso de la lectura gutenberiana engloba una interacción individual entre
libro y lector. Desarrolla la capacidad interpretativa y es una experiencia del
sujeto con el objeto que está cargado con significaciones, símbolos y
motivaciones individuales. La lectura digital, realizada a través de
dispositivos electrónicos, será también un proceso de un individuo acostumbrado
a un entorno tecnológico que incluye, obligatoriamente, la multidimensionalidad
de los aparatos, la interactividad, la conectividad, la costumización y el
almacenamiento masivo.
La
lectura digital no es más que una adaptación de un proceso otrora
unidimensional hacia los requerimientos de un contexto y un usuario
digitalizado. Trujillo Sáez (2013) explica:
“El
mundo de la literatura digital ofrece al lector nuevas posibilidades a través
de la pantalla, superando además la distinción entre quien escribe y crea quien
recibe y lee: las TIC nos permiten un acercamiento interactivo al texto y
demandan del lector una mayor implicación en la lectura”.
Con
respecto a esta suerte de batalla entre la lectura digital y la lectura
tradicional, estamos entrando a una verdadera (r)evolución literaria cuyos resultados
aún son inciertos. Pero como punto de partida es fácil afirmar que el
recibimiento favorable que las tablets han experimentado es un indicador del
éxito y la necesidad de este tipo de dispositivos, así como también de la
modificación de una de las actividades que ha sentado las bases del conocimiento
hasta nuestros días: la lectura.
El replanteamiento del concepto de lectura
“Leer ha estado muy condicionado por los
soportes; la materialidad, el modo cómo se escribe y cómo se publica lo
escrito, marca formas de lectura completamente distintas, formas social y
culturalmente diversas, con condiciones políticas y económicas diferentes de lectura”
(Martín-Barbero, 2005).
Es
precisamente esta materialidad y forma de publicación la que una vez más se ve modificada
en nuestros días a través de las tablets y los eBooks, afectando
indefinidamente las consecuencias en el proceso de lectura. Como diría McLuhan,
el medio se transforma en el mensaje.
Las
tablets y las laptops configuran una nueva forma de leer. Sin embargo, la
lectura como proceso es una actividad que está en constante cambio, obedeciendo
(como dice Martín-Barbero) los soportes y cómo se publica lo escrito. Por lo
tanto, la lectura digital es un proceso enmarcado en un escenario de soportes
diferentes al libro empastado, pero igualmente válido.
De
tal forma que debemos asumir que la nueva lectura es una de tipo digital: con
soportes electrónicos, con interconectividad, con feedback entre usuarios, con
conexión a Internet, con incentivos multisensoriales, en plataformas digitales,
etc. Y con un protagonista que ya no es solo un lector, sino un usuario y
lectoespectador, quien interactúa constantemente con el material, el soporte y
otros usuarios lectoespectadores.
CONCLUSIÓN
En conclusión y a manera de una opinión personal no importa
de qué manera se realice un lectura, creo que lo más relevante es que no se
quite de la sociedad el habito de leer. Y es que si bien nos damos cuenta los
avances que hoy ha tenido la tecnología ha hecho que tengamos que adaptarnos a la
nueva normalidad que exige que tengamos que actualizarnos diariamente, ya que
ahora cualquier libro que queramos obtener, lo podemos encontrar por medio del internet
y descargar en cualquier dispositivo, sin tener que estar llevando encima un
sin número de libros, pero lo único que si debemos ser precavidos es no tratar
darle mal uso a esa herramienta, sino todo lo contrario sacarle el mejor de los
provechos.